Catedrático de Construcción y Tecnologías arquitectónicas en la ETSAM
Presentando: El Principito ¡Está vivo!
Con El Principito ¡Está vivo! Plantea a los jóvenes una reflexión humana sobre la necesidad de solidaridad entre unos y otros, para lograr los objetivos comunes, como la propuesta de la “Puerta del Cielo” que hace el autor con la tecnología más avanzada.
¿Por qué “El Principito”?
Lo primero, porque algún día me voy a morir y quiero que quede algo vivo de mí, como, por ejemplo, un libro. Claro, yo soy habilidoso, pero no niego haber cogido ese libro porque el tema me va, porque lo puedo hilar bien y, principalmente, porque es muy famoso. Por lo tanto, si hay dos principitos, la gente querrá leer el segundo, aunque no tengan nada que ver exceptuando la casualidad espacio-temporal de un aterrizaje forzoso del autor.
Su obra se plantea como un diálogo entre un autor y el Principito. ¿Qué papel toma ese Principito en el libro?
Ese Principito es el que toma la iniciativa de hacer lo que el autor quiere pero no se atreve a decir directamente. Sería el alter ego: el autor camuflado en palabras de un joven universitario ilustrado, habilidoso e inventivo. Es un personaje que solo ve las cosas bonitas y positivas, que se replantea la vida y la mira en tres aspectos que son: las estrellas, el sol y las rosas. A través de ese dialogo busca explicar el Universo, nuestra Tierra iluminada por el Sol y las personas que vivimos en ella que tenemos corazoncito al cual llamaremos “rosa”. Así, busca también tres ciudades que expliquen eso: Washington, Madrid y Reus. Eso es una excusa cualquiera para, a su vez, articular todo un discurso técnico para desviar el tema hacia la arquitectura de mis proyectos, puesto que soy arquitecto.
¿Es el libro una autobiografía de lo que va a pasar en un futuro (o quiere que pase) o es simplemente una forma de expresar su obra?
Aparentemente es una biografía incumplida, es decir, es una futura y posible autobiografía, ya que el tiempo pasa, en este caso, más rápido en que los propios hechos constructivos que, por lo tanto, podría autocumplirse o no. En realidad, da igual: por lo menos transmito un mensaje claro, aunque el libro no nace por querer hacer lo que parece que quiere hacer, sino que surge por la necesidad de crear un vinculo que una a todos los españoles con algo nuevo, simbólico y moderno y de lo que se sientan orgullosos.
¿Sería ese vínculo entre los españoles la Puerta de España que relata en su libro? ¿En qué se basa el proyecto?
Claramente. El vínculo tendría lugar en forma de la Puerta del Sol (Puerta de España como hito de unión) en forma de Arco Solar. Dicho arco nace de la evolución de una silla cuyo desarrollo técnico es muy libre y cuya geometría posiciona la materia frente a la forma, lo cual sorprende mucho a aquel arquitecto que cree que lo controla todo.
Resulta que la doble curvatura inserta en una elipse, la cual presenta, por tanto, cambia la geometría que uno pensaba que hacia inicialmente, eso me dio pie a pensar que, al ser una estructura tan fuerte en un evento tan pequeño como es una silla, podría hacer algo con aquello tan potente que había descubierto. Si lo prefabricamos, lo cortamos a trozos y lo aumentamos de tamaño en función de pequeñas piezas estandarizadas en un sistema de prefabricación de automóviles, podría realizarse un arco de grandes proporciones en una economía de planteamiento muy importante, siendo algo económico y moderno de hoy en día y, evidentemente, con gruesos de perfiles distintos según la altura a la que se vaya a colocar.
El final del relato describe el proyecto del Arco Solar, pero ¿se quiere fundamentar más literalmente, en el sentido poético del discurso, o más en el sentido estético de la unidad en Madrid? Quizás esta pregunta sea algo retorcida
Si es más retorcida que la silla, va a ser difícil (entre risas). A ver, es que aquí se halla un problema muy grave, y es que cuando se es inventor, como es mi caso, más que cualquier otra cosa, los inventos no son histórico-artísticos ni son compatibles con el medio ambiente, Son inventos: son problemas y soluciones. Los problemas dan lugar a la necesidad de inventar algo para solucionarlos. Entonces, ¿cuál es el problema de Madrid?
Madrid necesita una Atalaya en condiciones. Madrid necesita un símbolo que lo identifique y esa estructura que yo he descubierto como novedosa desde el punto de vista estructural, aunque todo el mundo diga que es muy fea, se adapta por su sencillez a esa necesidad. De ahí esa adaptación de una geometría extraña, interestelar o de fuera de la Tierra, a un hito que está en la Tierra y, concretamente, en Madrid, que es un sitio donde hace falta.
Pero claro, eso solo hay que asumirlo: solo hay que querer asumirlo. Evidentemente, la ciudad de Madrid no tiene elementos histórico-artísticos que lo caractericen tecnológicamente. Esto no lo percibes hasta que ves ese hito en otros lugares. Por ejemplo, tú sabes que vas a París, pero vas a París para ver la torre Eiffel. también vas a París para ver el Louvre o para enamorarte en algún puente de ensueño, pero tú tienes un icono mental, y eso es algo que en Madrid no tenemos. Puedes ir al Museo del Prado o a la Puerta de Alcalá, pero no tienes ese elemento único que lo identifique. Y ese uno que yo estoy intentando plantear, por raro que sea, para a ser uno y que sea único en su momento. Además, aúna algo increíble, que es que consume la estructura más liviana para subir lo máximo posible en altura.
Si el arco nació de la evolución de la silla, ¿cuál fue pues la idea inicial del mobiliario de doble curvatura?
La idea inicial de esto viene de que mi mente es un poco complicada: tiene la doble versión de ser muy rigurosa, porque hay que conseguir un producto estándar que funcione, barato… y también debe tener la libertad de diseñar lo que me dé la gana. Por lo tanto, el diseño es libre; no tiene ataduras. Pero el problema es el que viene después: la producción. ¿Alguna vez has pensado por qué las sillas son todas cuadradas? En realidad es porque les es más fácil aprovechar un tablero y recortarlo en forma cuadrada. Pero claro, cuando uno observa que todos los traseros son redondos, ve una contradicción muy grande que le lleva a preguntarse “¿y qué es una silla?” Una silla es un trasero en el espacio: no existe silla sin trasero y viceversa. Por lo tanto, la silla surge de hacer un anillo circular sobre el cual colocarse en el espacio gracias a la gravedad y una órbita que lo sujete en dicho espacio y que le transmita estabilidad en su transmisión de peso sobre el suelo, gracias a esas dobles curvatura e inercia. Así, el mobiliario adquiere una elegancia y una comodidad únicas.
El libro presenta, en resumen, una fusión bastante bien lograda entre literatura, ciencia, historia y arquitectura en un mismo contexto, pero ¿cómo ha hecho eso posible?
Agradezco mucho la pregunta, porque, no es que me las dé de culto, aunque algo culto soy (no tanto como me gustaría). No sé de historia, no sé de astronomía, no sé de arquitectura; pero de todo lo que sé, cojo un poquito y lo mezclo y he acabado bastante contento con el contenido final del libro. No porque profundice, sino porque, en realidad, todo está relacionado: nada en este mundo es independiente: es como la vida misma. La vida no es lo que uno cuenta en su libro, sino que ese libro te va dando sorpresas, como el amor. Porque como decía el Principito “lo que no se ve, es lo importante”, es decir, no es lo que vemos con los ojos, sino lo que vemos con el corazón lo que tiene valor.